“Tenemos que salir del círculo de la violencia que nos rodea"

“Me casé, pero mi marido murió a los pocos años y, por tradición, me heredó un pariente de mi difunto marido. Un hombre alcohólico y que me pegaba mucho” 

Sabina dice que, a pesar de no estar en Sudán del Sur, la violencia sexual es una realidad también en Uganda y nos explica que cuando violan a una niña y los padres se enteran, muchas veces intentan casarla con su violador. “Nosotras queremos concienciar a esos padres para que las niñas puedan aspirar a un futuro mejor y pueda seguir estudiando. Pase lo que pase tienen que ir al colegio”, nos explica Sabina como parte de su labor en la ‘Red local de prevención y protección de mujeres y menores supervivientes de violencia sexual y de género para la restitución de sus derechos’.

“Tenemos que ser capaces de transformar esta realidad en la que vivimos, dándonos la oportunidad de huir del círculo de violencia que nos rodea y estudiar para poder tener un futuro mejor”. 

Sabina tiene varios nietos y nietas, hijos de sus hijas aún adolescentes. A pesar de la difícil situación económica en la que se encuentran, las anima cada día a seguir estudiando. Está convencida de que la educación es el arma más poderosa para las mujeres frente a todas las formas de violencia y que, sin educación, es muy difícil para ellas cambiar la difícil realidad y desigualdades que viven. Sabina considera fundamental que sus hijas y nietos reciban una buena formación para que, al volver a su país, sean líderes y lideresas comunitarios que busquen una paz duradera.

“Hacemos asesoramiento psicológico y proporcionamos atención sanitaria y medicamentos esenciales a quien los necesita” 

Okello, natural de Uganda, trabaja en Emesco desde hace dos años, y en la actualidad es uno de los impulsores de la ‘Red local local para la prevención y protección de mujeres y menores sobrevivientes de violencia de género. 

Muchas de las personas refugiadas de Sudán del Sur han sufrido graves niveles de violencia, incluyendo violencia sexual. Menores y mujeres han sido violadas o agredidas sexualmente y muchas de ellas han visto cómo sus familiares corrían la misma suerte o, incluso, eran asesinadas. Para estas sobrevivientes, en su mayoría mujeres, las posibles consecuencias de la violación y de otras formas de violencia de género son desgarradoras y duraderas. Por ello, es muy importante que reciban tanto atención sanitaria como acompañamiento psicológico.  

“También realizamos jornadas de sensibilización con el objetivo de promover los derechos sexuales y derechos reproductivos, y las relaciones de género libres de violencia” 

Hasta ahora, no se han habilitado en los asentamientos servicios específicos para estas personas. Por eso, con el objetivo de atender adecuadamente las necesidades de esta población, Emesco está capacitando a agentes comunitarios, hombres y mujeres de la localidad, sobre protección, prevención y herramientas de restitución de derechos a las sobrevivientes de violencia sexual y de género.   

Una estrategia que busca generar relaciones igualitarias y equitativas, el fin de la violencia sexual y de género, así como la creación de mejores oportunidades de futuro para las sobrevivientes y sus familias.