“Hay mucha escasez de servicios sanitarios y medicamentos”
Ruba, Dudu y Alafi son promotores de salud comunitarios, nacieron en Kajo Keji (Sudán del Sur) hace 22, 32 y 42 años, respectivamente, pero se conocieron en el asentamiento de Elema, donde hace algunos años encontraron un lugar donde vivir, trabajar y esperar el fin de la guerra.
“Algunos centros de salud tienen estructuras inadecuadas y los frecuentes traslados de personal también afectan a la atención del abrumador número de pacientes”. Dudu.
Las y los promotores de salud comunitarios son personas de referencia en los asentamientos, ya que su labor de educación, apoyo y vigilancia a la salud es fundamental para mejorar el cuidado y el bienestar de las familias en Adjumani, así como para promover ambientes sanos y saludables.
En Adjumani, los servicios sanitarios están colapsados por el incremento desmesurado de las llegadas de personas refugiadas. Personas que, además, arrastran un gran deterioro de su salud física y/o psicológica, por las difíciles y traumáticas situaciones que han sufrido durante su huida y desplazamiento. Ante esta situación, en el distrito se priorizan los servicios de atención sanitaria, teniendo que dejar de lado los servicios de promoción, prevención e información en salud.
“Es muy difícil derivar casos graves al hospital por las limitaciones de transporte y hay desabastecimiento de medicamentos, por lo que es muy importante prevenir y educar a la comunidad”. Ruba.
Con el propósito de fortalecer estos servicios preventivos y de información en salud, se ha capacitado a personas de las propias comunidades como promotoras y promotores de salud comunitaria. Ruba, Dudu y Alafi son un ejemplo de estas promotoras que trabajan en Emesco en los asentamientos de Adjumani.
Realizan acciones de asistencia, prevención y promoción de la salud en el distrito, sobre todo en Elema, impulsando en las comunidades la adopción de conductas preventivas, especialmente entre los colectivos de mayor vulnerabilidad. Al ser personas cercanas, de la misma comunidad, lengua y cultura, sus mensajes llegan con más claridad a la población y calan más rápidamente, dinamizando así los recursos de salud existentes a nivel local. Es la mejor estrategia para prevenir los problemas de salud que puedan colapsar aún más los servicios sanitarios pero, sobre todo, para mejorar la calidad de vida de las personas refugiadas.
"Tenemos varios casos de malnutrición, algunas familias aún no tienen letrinas y otras carecen de mosquiteras para prevenir la malaria. Hay mucho trabajo por hacer”. Alafi
Estas promotoras, además de su papel fundamental en la salud y el bienestar de la población, también están contribuyendo a fomentar la participación y organización comunitaria para mejorar sus entornos y condiciones de vida.
Hay muchos casos de malnutrición, tanto en niños como en adultos. Muchas familias no tienen letrinas o mosquiteras en sus casas, lo que dificulta la prevención de la malaria o de otras enfermedades. Además, algunos pozos de agua se han roto y no se reparan, cuando es una necesidad básica. Para Ruba, Dudu y Alafi, todas estas son razones más que suficientes para organizarse y exigir mejoras por parte de la comunidad. Ellas, por su parte, no cesan en su empeño por trabajar y sensibilizar cada día a la población para conseguirlo.